Para poder tener una estupenda copa de vino encima de la mesa primero se ha tenido que vendimiar, una tradición nacida en tiempos que nos remontarían al antiguo Egipto de hace 5000 años o a los Fenicios, y que resulta clave en el proceso de elaboración de cualquier buen vino. Lo que conocemos como “vendimia” proviene del latin “vindemia”, que significa arrancar (demere) el fruto de la viña (vinea). Es un momento crucial que no puede hacerse al azar sino que con detenimiento y acierto basado en estudios cualificados los enólogos y determinan mediante análisis técnicos, catas y pruebas de laboratorio la situación del fruto en las vides y el momento exacto para su recolección de cara a las características y la calidad del vino que se quiere producir.
La vendimia tiene mucho de espiritual y festiva ya que las poblaciones celebran su llegada con todo tipo de verbenas, cantos y bailes en una tradición procedente de ancestrales gratitudes a los dioses por la fertilidad de la tierra que hoy se ha convertido en atractivo turístico. La pisada de la vid para producir el mosto era todo un acontecimiento, y poder probar el primer vino de la temporada un privilegio de reyes y objeto preferido para rituales religiosos y mágicos que servían para pedir abundancia. El momento de la vendimia depende de la zona geográfica y de sus condiciones climatológicas. En el hemisferio se realiza entre febrero y abril, y en el norte entre agosto y noviembre.
Cuando llega el día de la vendimia, las uvas son recogidas del viñedo trasladadas a la bodega para el despalillado de los racimos y la selección de los mejores frutos, que formarán parte de la cosecha. Tras el estrujado, la fermentación y el posterior prensado, el vino será extraído y tomará vida para deleite de paladares, aunque en muchas ocasiones habrá que esperara su oportuna crianza o estancia en barriles. Hoy día la combinación de las técnicas tradicionales con las últimas tecnologías, así como profundos estudios enológicos, hacen posible la consecución de magníficas añadas que se mejoran cada temporada.
La vendimia puede ser manual, recogiendo los racimos uno a uno, a mano, seleccionando únicamente los que están en condiciones óptimas de maduración. Se transportan procurando que no se aplasten. Es la vendimia tradicional, costosa, apreciada y delicada. Frente a ella está la mecánica, realizada mediante cosechadoras y otra maquinaria con un transporte más voluminoso. Es más rápida y económica pero produce cierto maltrato de los frutos y una recogida poco homogénea respecto a la maduración.